Hola cariño, que alegría volvernos a encontrar entre estas líneas, hoy la propuesta es clara y contundente, sentar en la mesa a ese interlocutor que descubrimos en la píldora pasada El dialogo interno ¿una voz amorosa o tormentosa? (te dejo aquí el enlace), tomarnos un café con él y hablarle a la cara, dándole la palabra a la voz de nuestra alma, para abrirnos a las infinitas posibilidades que se presentan cuando despejamos nuestra mente de los pensamientos intrusivos.
Hoy con un rico café y hasta con un trocito de pastel (¡sí, Date ese gusto!) y de fondo con Say what you want · Texas, porque imagino que cuando dice “Puedes decir lo que quieras, pero eso no me hará cambiar de opinión”, se lo estamos diciendo a ese interlocutor tormentoso que nos habita.
“Amar lo que es” Byron Katie
Una frase corta pero imponente, y a veces tan difícil de asumir por nuestra extrema necesidad que querer que todo sea como lo idealizamos. Amar la realidad tal y como es, aunque no nos guste, aunque pensemos que debería ser diferente, y es a ese pensamiento de insatisfacción al que debemos ponerle foco, para liberarnos de un sufrimiento innecesario.
Esas ideas, pensamientos y creencias que te comunica despiadadamente el interlocutor, generalmente provienen de la falta de aceptación de los hechos o un exceso de expectativas, es decir,” lo que debería ser”, “como lo debí haber dicho”, “cómo lo debí haber hecho” y así esta frase cambiará según la voz de nuestro interlocutor, que ya pudimos identificar en la píldora anterior.
Indistintamente de cuál sea la tendencia del pensamiento, lo que sí es seguro, es que es un auto maltrato. ¡Sí!, sé que suena duro pensar que nosotros mismos nos maltratamos, pero piénsalo: esas voces están en ti, no en otro. Provocan un malestar que te hace daño y desemboca en sufrimiento pasivo, y por tanto deben ser transformadas.
Lo que verdaderamente frena nuestro avance, no son las circunstancias sino las expectativas, la altura a la cual colocamos el listón, lo que pensamos que tendría que ser con respecto a nosotros o nuestra vida.
Hacernos conscientes y responsables de este tipo de dialogo interno, es recobrar el control y evitar percepciones que distorsionan la realidad y bloquean nuestra posibilidad de acción.
Si me pidieran resumir este proceso lo haría en tres pasos: Identificar cuándo me hablo de esta manera tan poco empática y cómo me siento al creerme este discurso, Cuestionar eso que me digo a mi mismo y que me genera malestar y por último, Desafiar nuestros pensamientos negativos creando un escenario opuesto a la postura del interlocutor.
Byron Katie, autora y conferencista estadounidense, por 10 años sufrió un proceso de depresión profunda y fue ahí que empezó a cuestionar sus pensamientos. Basándose en su experiencia, estableció un método al que llamo THE WORK – El trabajo, el cual consta de cuatro preguntas y una serie de inversión(desafío).
Es un método muy fácil de llevar a cabo y el cual podemos integrar en nuestra vida cotidiana cuando nos veamos asaltados por el cretino interlocutor.
En la dos primeras preguntas la respuesta debe ser un si o un no, sin caer en la tentación ni de juzgar ni explicar el por qué de nuestra respuesta. Ponle un alto en este momento a tu voz interior, que buscará a toda costa sustentar la respuesta en el caso que sea afirmativa.
Primera pregunta ¿Eso es verdad?
Segunda Pregunta ¿Puedo saber con absoluta certeza que eso es verdad?, y aquí esa afirmación no se suelta tan rápidamente o a la ligera como en la pregunta anterior, pero recuerda si sigue siendo afirmativa tu respuesta, no argumentarás.
En la tercera pregunta ¿Cómo me siento cuando creo ese pensamiento?, es momento de explayarte en tu respuesta: qué sucede en ti, cómo reaccionas, qué emociones afloran en ese momento, cómo te tratas a mi mismo cuando crees este pensamiento.
Desglosa en esta respuesta ese dialogo interno que tiraniza, te culpa, te hace sentir incapaz, te tira al suelo y te imposibilita de actuar de la manera que esencialmente deseas, y que finalmente te deja de manos atadas.
La Cuarta y última pregunta ¿Quién sería sin ese pensamiento? Y aquí dale rienda suelta a todo tu entusiasmo, soltura, libertad, no hay limites…dale alas a los “Quizás” que el dialogo interno tormentoso te roba la posibilidad de crear al menos por un momento en tu mente. Y una vez ahí en ese escenario por el momento mental, aprecia cómo te sientes.
El pensamiento y el sentimiento, deben estar en congruencia
para que tu cerebro lo valide.
Es por esto que las afirmaciones positivas no arrojan ningún resultado de avance, si antes no has realizado un proceso para sentirlas con certeza, pues el cerebro se mantendrá en lo conocido. Esta respuesta detallada que se genera de la cuarta pregunta, será el impulso motivador para la inversión del pensamiento negativo.
Luego de responder estas cuatro preguntas, el método The Work exige hacer la inversión, es decir, darle la vuelta, desafiar el pensamiento intrusivo, creando espacio a un nuevo discurso basado en el sentir que arrojo la respuesta a la cuarta pregunta, y además buscarás tres momentos en los que esta afirmación se materializó como parte de tu realidad, donde lo hayas logrado, así también restarás un poco la inseguridad.
Cuando cuestionas y desafías tus pensamientos, comienzas un proceso de libración paulatina y logras comenzar a dar pequeños pasos. Porque quizás todos esos diálogos tormentosos que se alzan en la mente, dándolos por ciertos y validos, sean solo un espejismo que nos mantiene en la zona de confort.
Así que Cariño mi propuesta hoy es animarte a que no te creas lo que te dice tu mente, haz que ella crea en ti.