Hola ¿Qué tal estás hoy?… yo, súper contenta que una vez más nos encontremos por aquí, a veces sé que vengo más revolucionaria que en otras, sinceramente hoy más que plantear un tema solo quiero recordártelo… porque si es verdad que muchas, muchas veces lo olvidamos y así comienza nuestro pequeño gran caos. Con Breaking me · Topic feat A7S de fondo y por supuesto un café, imagina que tu yo interior te está cantando ahora mismo “Quiero oírte decirlo porque no puedo creerlo…me estás rompiendo”.
Quizás encuentres que esta publicación no sea tan extensa como otras, y es que vengo muy concreta, tú y yo ya lo sabemos, así que no hay que enrollarnos mucho para decir que una de las bases de nuestro bienestar interior y con todos los que nos rodean, parte de ser congruentes.
Llevarnos o mantenernos en nuestro centro se logra cuando entre lo que sentimos, pensamos, decimos y hacemos existe la coherencia, y entonces de manera mágica surge una paz interior bastante reconfortante. Pero cuando una o más de estas 4 aristas no confluyen en el mismo punto damos inicio a un desequilibrio y conflicto interno, que finalmente se verá reflejado en nuestro mundo exterior. Si, ya lo dije desde el principio, no estamos descubriendo el hilo negro, y lo hemos escuchado mucho, pero ¿Cuántas veces somos realmente constantes en ponerlo en práctica?
Uno de los puntos de partida es tener claro que no es posible jugar para dos bandos, o como dirían en mi tierra en la jerga beisbolera no se puede ser pitcher y catcher en el mismo momento. Si es verdad que muchas situaciones no podemos escogerlas, pero siempre podemos decidir como vivirlo y ser firmes en nuestra postura.
“La lealtad tiene un corazón tranquilo” William Shakespeare.
Los seres humanos dictamos normas, mismas que refiriéndonos solo al ámbito personal deben estar alineadas a nuestra escala de valores, y así con nuestro sentir y pensar. Al interactuar con los demás estas normas llegan a ser acuerdos consensuados y voluntariamente respetados. Entonces llegamos a la llamada lealtad, palabra que a veces se dice muy a la ligera, siendo que es un compendio de esos compromisos cumplidos desde la profundidad de nuestro ser, que no es más que desde el amor.
La lealtad no nace del exterior sino de un concepto interno de la persona, que se encuentra en un ejercicio de valentía moral y por lo tanto no puede imponerse, sino que es un acto de libertad donde uno elige a quienes ofrecer ese compromiso amoroso y profundo.
Respeto, amor y lealtad van de la mano y se envuelven en los aires de la gratitud.
La principal lealtad es contigo en honor a tu amor propio y respeto a ti mismo y de ahí partirán las demás lealtades con tu entorno como un código de unión que va más allá de la confianza.
Solo me queda por decir, que muchas veces nos dejamos envolver por un mar de excusas para justificarnos cuando sabemos que no estamos actuando desde esta alineación del sentir, pensar y hacer. Cuidado cariño, yo hoy te diría no comas en la casa de tu enemigo, y quizás el término enemigo te suene muy fuerte, pero piénsalo es esa situación o persona quien te está rompiendo como dice la canción, rompiendo lo que en un momento decidiste como tu estandarte de valores, porque la lealtad no abraza a la incongruencia, y así estarás traicionando a quien le juraste ser leal pero sobretodo a ti mismo.