Hola, ¿cómo estás hoy?… yo vengo a impregnarte de una vibra muy especial y así con el flow en el que nos envuelve Halo · Beyoncé quiero que hablemos de este loco que llevamos dentro, la chispa de la vida que ojalá me digas que la mantienes encendida…hoy te invito lo que quieras, una bebida refrescante para acompañar a tu loco en estas líneas y que te saque una sonrisa.

Comenzaré advirtiendo que me siento totalmente invadida por su energía, no logro ordenar mis ideas al escribir, y quizás notes hasta un poco de torpeza en mis párrafos, pero por hoy lo dejaré fluir así tal cual es, a veces desatinado, pero siempre entusiasmado.

Cuando no entiendes a otro, tiendes a considerarlo un loco. C.G. Jung

 ¡Ay! no sé ni por donde empezar, de tanto que te quiero contar acerca de este personaje tan peculiar que habita en mi, en ti y en todos, hasta en los más recatados y prudentes estoy segura que al menos alguna vez han sentido su presencia de forma muy sutil. Seguro lo irás reconociendo. 

¿Cuántas veces has puesto el pie en el vacío con un entusiasmo de aquellos que no te dejan mesurar lo que sigue?, ¡Sí, yo recuerdo varias!… y si alguien llegara a preguntar por qué lo has hecho, seguramente en ese preciso instante no tendrías una razón argumentada para dar. 

El loco respondería desenfadadamente ¿y por qué no…?

Muchos habremos escuchado la frase “Cada hijo escoge a sus padres”, y aquí respetando profundamente la ideología o creencia religiosa de cada uno de mis lectores, lo concibo como el alma ya encarnada en mi hijo que llega a mi vida para entregar un gran aprendizaje recíproco, teniendo así un pacto de almas entre los dos. Como si al estar en ese plano divino, el alma ya sintiera esa necesidad inquietante de aventura y quiera saltar a experimentar la experiencia humana. Pensándolo de esta forma tan romántica, desde ahí se manifiesta la energía de nuestro loco al iniciar el viaje del alma en la tierra, y ya estando aquí se convertirá en el caminante de las diversas etapas de la vida.

Cuando éramos chicos no necesitábamos de mucho. Te animabas con una gran facilidad, con esa inocencia, frescura y capacidad de asombro por lo simple que sólo un niño sabe tener, y que ojalá no perdiéramos nunca, pero vamos desarrollando nuestra mente racional enmarcada por costumbres y creencias que dan paso a la dilapidaría rutina que nos absorbe, y así vamos poniéndole capa sobre capa a nuestra esencia, intentando dejar atrás esta faceta para no ser tildados de infantiles, inmaduros o ingenuos. Es ahí cuando el adulto que eres hoy, por miedo a sentirse vulnerable, acalla a su loco interno.

Hay que tener una careta para confundirse entre los lobos… y el loco te la arrancaría.

Con gran curiosidad por vivir, infunde una pasión arrolladora, una fuerza potente, energía vital a la vena. Y sé que esto lo has sentido, ese “algo” que te impulsa cuando estás por iniciar un proyecto, una relación, un viaje… esa es su energía hablándote desde tu corazón. 

Este personaje que vive dentro de ti, ¿qué tanto lo dejas interactuar en tu día a día?… estoy de acuerdo contigo, hay momentos que nos toca darle seriedad y estructura a las circunstancias, pero ¿Siempre hay que vivir en la rigidez? el loco a veces te susurrará y otras a voz en grito te dirá: permítete ser espontaneo, lánzate y atrévete a explorar lo desconocido. Sin ser extremistas empieza por cosas simples; habla con frescura sin darle tantas vueltas para soltar la frase adecuada, sal a dar un paseo sin rumbo y sorpréndete con lo simple que te encuentres en el camino, desvélate con esa conversación como un chiquillo enamorado que no quiere colgar para seguir escuchando la voz de su amado, haz algo que te apasione que haga destellar en chispas tu mirada, porque cuando la vida se vuelve predecible y monótona estás drenando de a poco esa energía vital que te enciende y hace vibrar, es ahí el momento de dejarlo entrar.

¿Cuándo fue la última vez que te sentiste vivo?

Venga ya cariño, no le temamos a este loquito que llevamos ahí dentro…dale cuerda que hay que dejar de esperar que la vida cambie. Tú eres el caminante, tómalo de la mano y con su energía juvenil échate a andar, sin miedos ni perfeccionismos. ¿Te animas? O prefieres quedarte en esa trinchera donde abanderados por nuestro supuesto buen juicio y un disimulado “¡cómo crees!” criticamos al que se atreve a experimentar, equivocarse y disfrutar… piénsalo, ¿por qué será que nos espanta tanto?, quizás sea que en el fondo nos choca lo que no nos permitimos…no lo sé, pero es digno de reflexionar.

Loco es aquel que se enamora de sí mismo y de la vida sin temores, dispuesto a todo. Que baila desinhibido bajo las estrellas con los brazos abiertos rebosante de plenitud. 

Y así me despido por hoy, con un guiño de ojo lleno de complicidad de mi loco a tu loco.